nota editorial marzo 2008
|
|
|
MUTUALISMO MODERNO
La experiencia recogida en diversos países de Latinoamérica, incluyendo al nuestro, nos lleva a afirmar sin temor a equivocarnos, que son una inmensa mayoría las mutuales que
aún mantienen un sistema de administración basado en la
práctica de muchos años de actividad, en algunos casos más
que centenaria, que tienen como rasgo distintivo, casi sin
excepción, una meritoria y honesta trayectoria y un sacrificado
compromiso de trabajo ad-honorem, pero inflexible en algunos
conceptos referidos a la creciente exigencia de estos tiempos,
en materia de competitividad en la variedad y calidad del menú
de servicios que es posible brindar a los asociados.
Esta situación de permanecer fieles a un modo de conducción y
a un funcionamiento operativo de gran apego a la historia
institucional, pero alejado de la necesaria actualización que
imponen con fuerza irresistible, tanto los vertiginosos avances
tecnológicos, como las trasformaciones sociales con sus
renovadas y cada día más complejas demandas, origina que
nos encontremos con entidades con un rico pasado de
esplendor, reflejado sobre todo en sus imponentes sedes
edilicias y al mismo tiempo, con un estado de evidente
retroceso en cuanto a su caudal societario y como consecuencia
inevitable, en las prestaciones que los componentes tienen a su
disposición para mejorar su calidad de vida.
No es nuestra intención que esta exposición de la realidad
existente, se constituya en una simple crítica, vacía de aportes
constructivos. Es por eso que será de valor, citar a los
procedimientos mediante los cuales se han logrado resultados
absolutamente opuestos a cualquier declinación y han
motorizado el progreso de las entidades mutuales que
encararon una fuerte política de modernización estructural y
funcional.
En primer lugar, como paso esencial e imprescindible, se debe
realizar una sostenida y agresiva concientización a nivel
directivo, de la inexorable decadencia que produce la
persistencia de métodos obsoletos en el gobierno de la entidad,
cuyo resultado inevitable será, invariablemente, su progresivo
retroceso hasta la eventual extinción.
No es fácil la tarea y generalmente se deberá enfrentar el
rechazo al cambio conceptual. Aparecerán los fantasmas del
miedo a lo nuevo y desconocido. Surgirá también, el temor de
no estar preparados para adecuarse a la nueva tecnología y a los
programas administrativos y operativos sobrevinientes
No obstante, a poco que se comience con la adopción de
algunas medidas estructurales, como ser, lograr la asistencia
profesional idónea para trazar las líneas del cambio que se
quiere alcanzar, y se observen los avances beneficiosos que
esto conlleva, es de esperar una reacción muy positiva de los
propios dirigentes que pudieran haberse opuesto a la
transformación iniciada. Advertirán que no se prescinde de sus
arraigados valores mutualistas y de su irremplazable
experiencia y que por el contrario, sin ellos no podría realizarse
la evolución y el desarrollo deseado para la Entidad.
Instalada y compartida la idea en el seno de la conducción, se
irán cumpliendo todos los pasos que requiera el actualizado
funcionamiento de la institución, tales como la convocatoria, en
la medida de lo posible, de los asesores y profesionales
competentes y de las herramientas informáticas necesarias,
que junto a una intensa preparación del plantel de empleados en
todos sus niveles gerenciales y administrativos, armaran el
andamiaje para alcanzar la eficacia y eficiencia deseada.
El aspecto referido a la continua capacitación del personal,
especialmente en lo relacionado con las normativas, legislación
y procedimiento de los servicios, es beneficioso que se realice a
través de un área especifica de la estructura funcional de la
entidad, provista de los elementos pedagógicos y recursos
humanos entrenados para ese cometido.
Claro está que esto último, no debe omitir el importante aspecto
que significa la “mutualización” de todo el equipo de trabajo
(directivos y personal), piedra angular que conciliará lo medular
del sistema mutualista solidaridad, honestidad, idoneidad,
organización- con los destinatarios de la visión y misión de la
Entidad: LOS ASOCIADOS Y SU GRUPO FAMILIAR.
Asimismo, en la medida de lo posible, debe instrumentarse toda
una batería de prestaciones sociales, médicas y de apoyo a la
escolaridad y educación, que abarquen las demandas más
frecuentes de los asociados, a cuyo efecto habrá que establecer
una comunicación fuerte y constante que ayude a la formación
mutual de los destinatarios, consolidando la imagen e identidad
de la institución y que recoja al mismo tiempo la opinión,
inquietudes y deseos de los mencionados, ya sea con medios escritos, virtuales, personales, grupales, etc., donde la
participación de la Comisión Directiva, en especial el presidente
de la entidad, cumple un rol de indudable trascendencia y es
sumamente valorada por los asociados.
Será de capital importancia, si la naturaleza jurídica del Estatuto
lo permite, procurar la expansión geográfica de la mutual
(filiales o delegaciones) de manera que se acerque a la
comunidad con sus servicios y beneficios en la mayor cantidad
posible de lugares, con lo que concretará un principio básico del
mutualismo como es incrementar el número de asociados al
sistema, que contribuye como ninguno a igualar las
oportunidades y a lograr la inclusión social de los más
necesitados.
Por otra parte, como ya lo hemos señalado en anteriores notas
editoriales, una mutual moderna y exitosa no sólo se logra con
la presencia y el trabajo circunscripto al ámbito nacional, sino
que es imprescindible abrirse al mundo participando en la
comunidad universal y particularmente en el sistema mutual
internacional, esto es de carácter regional, continental,
intercontinental y mundial.
Es entonces, en definitiva, crear las condiciones para
convertirse en una institución capaz de competir eficientemente
en el contexto de la economía social y solidaria, sin renegar de
ningún principio fundacional y con el agregado de hacerlo en un
marco de renovación y progreso a la altura de las mejores del
mundo. |
|
|