FRATERNIDAD E IGUALDAD, METAS A ALCANZAR EN LAS
SOCIEDADES DE NUESTRO TIEMPO
Muchas veces me he preguntado, sin encontrar una respuesta totalmente reveladora, qué habrán sentido en sus corazones y qué ideas llenaron las mentes de los patriotas que en aquél 25 de mayo de 1810, asumieron con más fe y esperanza que certezas, la magna gesta de la revolución que culminó en 1816 con nuestra Independencia. Aunque concluyo siempre, con mi propio convencimiento de que no fue otro, que el ansia de replicar en nuestro pueblo el tríptico francés: LIBERTAD – IGUALDAD – FRATERNIDAD.
Pero lo que sí es seguro, es que debieron afrontar grandes desafíos y superar las propias contradicciones, dudas y temores que hoy mismo nos afectan, cada vez que la dimensión y trascendencia de un emprendimiento nos pone en situación de riesgo, aún cuando ni por asomo tenga la grandeza sin parangón de la libertad y fundación de nuestra Nación.
Y por qué hago esta reflexión ? Lo que intento con ella es referirme al BICENTENARIO, tratando de acercar las motivaciones que dieron origen a la más épica de las decisiones de la argentinidad, las consignas programáticas de la Revolución Francesa de 1789, a una actualidad que necesita inspiraciones y actitudes de similar tamaño.
Señalo esto como si fuera nuestro paradigma, en razón que creo con honestidad intelectual, que esos valores continúan siendo metas a alcanzar en las sociedades de nuestro tiempo.
También suscribo con idéntica autenticidad, las afirmaciones de prestigiosos sociólogos y pensadores que sostienen, sobre todo, que no se logró aun universalizar esas consignas especialmente la IGUALDAD, que no es sólo de género, raza o color, sino también de las oportunidades de trabajo, educación, salud, calidad de vida, etc. ni tampoco la FRATERNIDAD, que es igual que decir la SOLIDARIDAD.
Estas reflexiones, para referirme al Bicentenario de nuestra Patria, quiero que sean el punto de contacto con la realidad que vivimos, a lo largo y a lo ancho de nuestro país, e incluso más allá de él, por cuanto es una constante en toda América.
Y no es más que lo mismo que nos ocupó y fue tema de las editoriales del periódico “El Correo Solidario” nº 59, nº 63 y nº 65, las que releyéndolas, entiendo que son un fiel reflejo de esa afirmación, que sostiene lo lejos que estamos aun de cumplir esos sueños libertarios, igualitarios y fraternales de nuestros próceres. Y en cambio todavía permanece inmutable la exclusión social, la inequidad y la aberrante pobreza, cuya inmunidad la hace crecer entre los más indigentes y necesitados de nuestros pueblos.
Finalmente y en homenaje a la brevedad, creo conveniente reiterar lo dicho en la última de las nombradas editoriales, que considero expresa fielmente el sentir de nuestras mutuales:
“No podremos celebrar en el año 2010 el Bicentenario, sino asumimos, ya mismo, el compromiso de contribuir a saldar la deuda social existente. Por el contrario, si aprovechamos todo el potencial territorial y la riqueza humana de nuestro país, agregándole con tenacidad y perseverancia, todo el esfuerzo de nuestro intelecto y de nuestro trabajo, volveremos a ser la tierra prometida que soñaron nuestros antepasados, donde la igualdad de oportunidades asegurará la obtención de un futuro de grandeza para nuestra patria.”
A poco de haber vivido el fausto acontecimiento del bicentenario de nuestra nacionalidad, con la brillantez, el sentimiento y la extraordinaria demostración de que somos capaces de unirnos fraternalmente cuando somos motivados, por todo aquello que guarde relación con nuestra argentinidad, entiendo que se ha abierto realmente una esperanza de que esta misma actitud inicie el comienzo de un nuevo centenario que nos lleve a la definitiva consolidación de los principios rectores de nuestra independencia.
De tal manera y solo así, estaremos en situación de construir, junto a todos los argentinos, cualquiera sea su condición ricos o pobres, pudientes o necesitados, pero alcanzados sin excepción por la idea y la práctica de la solidaridad social, el país que todos deseamos, el país de la FRATERNIDAD, que haga posible la vigencia irrescindible de sus hermanas la LIBERTAD y la IGUALDAD.-
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