nota editorial diciembre 2007
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SOLIDARIDAD (Definición)
Es muy común que se confunda beneficencia con solidaridad, en virtud de que ambas actitudes se
compadecen en cuanto a hacer el bien, con sentimientos
altruistas que buscan mejorar la vida ajena y se
manifiestan con humanitaria sensibilidad ante la
desgracia de nuestros semejantes.
No obstante, más allá de estas coincidencias, se
distinguen entre sí por algunas diferencias sustanciales,
que tienen que ver con la diversidad de connotaciones
que rodean a la práctica de esas nobles acciones.
En efecto, mientras que en la primera la Entidad o
persona benefactora cumple con su propósito caritativo,
asistiendo al indigente o desposeído en sus necesidades
básicas, con los aportes provenientes del Estado,
asociación civil o fortuna personal, según sea el caso, en
la solidaridad implica fundamentalmente, compartir
intelectualmente y en los hechos, no sólo todo lo que
signifique el objetivo de lograr un mayor bienestar, sino
que también incluye la adhesión voluntaria a una causa
común.
Solidarias fueron y son, las luchas entabladas por los
pueblos del mundo para lograr su independencia
política, la de los esclavos, en todos los tiempos de la
historia por obtener su libertad, la de los derechos de la
mujer, para ser consideradas en igualdad jurídica y
social con los hombres, la de los trabajadores, en gestas
reivindicatorias defendiendo los derechos de los de su
misma clase y tantos otros ejemplos que podrían
agregarse, que hacen evidente que la solidaridad une a
los que se consideran beneficiados por sus propias
acciones.
Solidaridad es también compartir los ideales
transformadores de la realidad existente, cuando ésta
afecta a quienes conviven en una comunidad, ya sea de
trabajo, estudio, artística, científica, deportiva, etc. traduciendo el pensamiento afín en un común
emprendimiento.
Un ejemplo indicante, lo brindan en “mecánica” las
ruedas y piezas que forman parte de un mismo eje,
correa o árbol de transmisión, llamadas solidarias, al
contrario de las que giran en sentido opuesto con
respecto a otras, produciendo fricción y engranaje entre
sí y que por ello son insolidarias.
Pero, es indudable que solidario por excelencia es el
Mutualismo, cuya filosofía predominante es la unidad de
las personas en el seno de sus entidades
representativas, con la misión de realizar en un plano de
igualdad, las acciones conducentes para enfrentar los
mismos problemas y defender iguales intereses,
vinculados inalterablemente con la justicia e inclusión
social.
No es por tanto el mutualismo un sistema de
beneficencia, sino que los beneficios que genera son el
resultado de la contribución económica y el trabajo
social, en pos de objetivos comunes, que emprenden las
personas mutualizadas, procurando una mejor calidad
de vida y un mayor bienestar para la sociedad en la que
actúan.
Es en definitiva la solidaridad, un conjunto de
responsabilidades y de compromisos recíprocos entre
los seres humanos, con un fuerte sentido fraternal y que
por su singularidad, no debe confundirse con
beneficencia, caridad o justicia, valores que por su parte
poseen sus propios y meritorios componentes que los
individualizan y distinguen en el contexto de la
relaciones sociales, y esencialmente la solidaridad es la
base de la filosofía mutualista, exaltación del valor que
hizo posible la evolución del género humano y será sin
duda, el factor que decidirá su declinación o progreso,
según sea el grado con que se cultive y profundice en la
comunidad mundial.” |
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